Como sabéis, llamamos «mariscos» en la gastronomía a un conjunto de invertebrados marinos comestibles, como los crustáceos, moluscos y equinodermos. La cocina española es rica en platos que contienen mariscos, especialmente en las gastronomías de Galicia, Andalucía, Asturias y Cantabria, en menor medida en Valencia, Cataluña y Mallorca.
Los expertos dicen que los mariscos están presentes en la alimentación humana desde sus inicios, tanto en la cocina española como otras gastronomías costeras del mundo. Si nos remontamos a la dieta mediterránea, que propone una alimentación baja en grasas saturadas y rica en fibra y antioxidantes, el marisco es un buen aliado para lograr este cometido: es rico en proteínas similares a las de la carne vacuna y tiene muchas menos grasa, ya que la mayoría de su cuerpo es agua.
La tradición de la cocina española tiene un refrán para el consumo de mariscos: tanto mejores son los mariscos cuando se los consume en los meses que tienen la letra erre, porque están más frescos y de mejor textura y sabor.
Existen ciertas temporadas para los diferentes tipos de mariscos, que si bien puedes consumirlos congelados, lo mejor es hacerlo cuanto están frescos. De acuerdo a las estaciones, encontrarás mariscos frescos:
- En primavera, cigalas, almejas y ostras.
- En verano es la estación de los mejillones, las almejas, navajas y caramujos (caracoles de mar), el bogavante, la langosta, las ostras, los percebes y el cangrejo real.
- En otoño tienes los berberechos, el bogavante, la langosta, las vieiras, las zamburiñas y las gambas.
- En invierno encuentras el centollo, el buey de mar, las nécoras, los camarones, las vieiras, las almejas y los santiaguinos.