La navaja (Ensis ensis), un molusco bivalvo, reside en fondos marinos poco profundos, donde se entierra en la arena, excavando agujeros verticales. En los mercados, podemos encontrar navajas gallegas y otras importadas de Holanda o Irlanda, que suelen traer algo de arena y no llegan con la misma frescura que las autóctonas.
Características únicas: la navaja gallega se distingue por sus valvas brillantes de color amarillento que parecen estar barnizadas. Estas valvas son alargadas, con una concha arqueada que recuerda la forma de una navaja, de ahí su nombre.
Dos tesoros marinos: generalmente, cuando se menciona «navaja», se hace referencia a dos moluscos bivalvos que, aunque se asemejan mucho, son especies diferentes: la navaja propiamente dicha y el longueirón. La característica que más fácilmente las diferencia es la forma de la concha, recta en el longueirón y ligeramente curvada en la navaja. Ambos son de gran calidad y abundan en nuestras rías.
Nutrición saludable: las navajas comparten propiedades nutritivas similares a las del mejillón, aportando minerales como calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasio y, sobre todo, yodo. También son una rica fuente de vitaminas A, C, E y del grupo B (B1, B2 y B12), fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Sabor excepcional: las navajas se destacan por su carne firme y extremadamente sabrosa. Preparadas a la plancha con sal gorda son verdaderamente exquisitas. Si deseas darles un toque adicional, puedes preparar un aliño con aceite, ajo, perejil y unas gotas de limón para bañarlas antes de servirlas.
Variedad de preparaciones: también, puedes disfrutarlas a la plancha, desprovistas de su concha, y aderezarlas con una salsa de escabeche bien sazonada. La versatilidad de la navaja gallega la hace una joya culinaria que se adapta a una amplia gama de preparaciones. ¡Buen provecho!